Después de solo salir de casa[1] al encuentro de personas venezolanas que migraron a pie (y haciendo cola)[2] a los otros países andinos, cerramos esta serie de veintiún crónicas. Tentativas de transmisión de la palabra dicha desde el sentimiento y el pensamiento de las caminantes-cocreadoras con quienes convivimos en la ruta Quito-Caracas, escuchando atentamente sus historias de vida caminantes.
En el eje del Buen Vivir de Bellas Artes en Caracas, conocimos a Pedro P. (35 años), un pintor y escultor que piensa emigrar algún día, pero no a los otros países andinos, sino a Praga, capital de la República Checa, país ubicado en Europa Central. En este caso, el principal motivo es seguir conociendo y aprendiendo del y con arte, vivir la experiencia del viaje y hacer vida en otra cultura por algún tiempo, para después retornar.
“No me voy a ir a Ecuador, no me voy a ir a Chile. Si yo voy a salir de esto; o sea, yo veo esto como Latinoamérica, yo no veo esto como Venezuela. Porque irme allá es lo mismo con diferente moneda, con diferente acento, diferentes paisajes, pero, en resumen, en esencia, es la misma mierda. [...] Estamos, sencillamente, en el mismo sistema económico, en el mismo sistema dirigido desde el Norte y desde otros lugares. Latinoamérica, toda, toda, unos estarán un poquito mejor, otros peor, pero, en su resumen, en su composición como bloque, no deja de ser una región que es el patio trasero de los Estados Unidos”.
Pedro menciona que quien se va de Venezuela en condición de migrante pedestre, generalmente, es quien pertenece a cierta clase social que sucumbió a algunas matrices de la opinión pública; impuestas por ciertos intereses y amplia y permanentemente publicitadas, por medios de comunicación que apoyan dichos intereses.
Esta es una de las consecuencias de una guerra de relaciones económicas entre modelos ideológicos-políticos en disputa del “botín que representa Venezuela para algunos sectores a nivel global”, dada la riqueza mineral y petrolera del país; además de su estratégica ubicación geopolítica.
Pedro señala que justificar la crisis migratoria venezolana en el contexto de los últimos años, tan solo como consecuencia del hambre y la falta de atención sanitaria, principalmente, es corto y limitado. Estas necesidades básicas insatisfechas, aunque sí motivan, son la punta del iceberg que encubren y distraen ahondar en estructuras y bases “de un modelo hegemónico mundial [...] que no [es] un asunto de Venezuela ni de los venezolanos; [es] un asunto global, general, de la dinámica política de un modelo que se niega a morir y de un modelo que no termina de nacer”.
Pedro distingue entre dos grandes motivos generales, contenedores de otros específicos, que impulsaron a millones de personas venezolanas a emigrar. Por un lado, los que resultan de la desinformación y la manipulación; y, por otro, los que resultan del análisis profundo y personal del acontecer nacional. En cualquier caso, Pedro resalta que “el que se fue es un gran valiente, porque era irse a la nada, a no saber qué va a pasar. Y eso no lo hizo todo el mundo”.
Es interesante contrastar el pensamiento de Pedro, un venezolano que no ha migrado, con el de Frangelys,[3] una migrante venezolana retornada del Perú a quien encontramos en San Antonio de Táchira. Ella regresó (auto)cuestionando los motivos que las personas venezolanas argumentan al momento de partir, quien, para entonces, estaba convencida de que hay que luchar en el mismo país.
Finalmente, Pedro reflexiona desde la acción de ir. Él ve al hecho de viajar como una oportunidad personal de injerencia colectiva, para la toma de conciencia de la situación venezolana. Ve el irse como un medio para el aprendizaje desde la introspección y la vivencia propia, en contraste con otros contextos y realidades.
“El irse es un acto meditativo. A mí me parece que es ganancia, pese a todas las experiencias y a las malas cosas que pudieron vivir algunos, [...] porque tú te vas a tener que repensar. Yo creo que es un espacio para replantearse, ¿qué soy yo?. ¿qué es lo que voy a hacer de mi vida?, si voy a depender de esto, o me voy a replantear yo, para tratar de ser autónomo, dentro de lo que pueda ser autónomo”.
[1] Revisa la primera crónica: Solo salimos de casa, somos privilegiadas. https://paisajesmigrantesand.wixsite.com/misitio/post/solo-salimos-de-casa-somos-privilegiadas
[2] Dicho popular venezolano que refiere a pedir aventón a vehículos en la vía, para trasladarse gratuitamente de un lugar a otro.
[3] Revisa la décima séptima crónica: Palabras que resuenan. https://paisajesmigrantesand.wixsite.com/misitio/post/palabras-que-resuenan
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